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BRILLANTE PREGÓN DE ALBERTO ESTELLA

 

 


Sr. Alcalde de la ciudad, Sr. Presidente del Bolsín, autoridades, bolsinistas, amigos todos, señoras y señores :

Quiero antes que nada lamentar la ausencia del Patriarca y amigo Miguel Cid, por una dolencia pasajera. Debo confesar que, al comunicármelo, le envié el Pregón, y no solo me dio su nihil obstat, sino que me hizo algunas precisiones estimables.

E inmediatamente dar las gracias por su cariñosa presentación a José Ramón Cid. Desde luego soy un veterano en esto de hablar en público. He intervenido en muchos foros y he toreado dialécticamente en muchas plazas, pero CR es una plaza de primera especial, de las que incluso a los diestros mas curtidos, nos impone hacer el paseíllo. En resumen, estoy como un primerizo.

-En primer lugar porque conozco bien quienes fueron Abraham, Orencio, Calleja, Teo, Casado y Calzada, los fundadores del Bolsín; y también he leído la brillante lista de los pregoneros anteriores.

-Pero sobre todo porque CR está para mi impregnado de recuerdos, que me iban asaltando según preparaba estas notas. Inevitablemente se me fueron llenando de nombres, de seres de carne y hueso a los que quiero, o de los que he aprendido muchas cosas. No podía decir de CR nada que no estuviera dicho ya. Y me ha salido un Pregón invadido por una muchedumbre, sembrado de negritas; un pregón sencillo, como sois vosotros; e íntimo, coloquial, porque quiero que compartáis conmigo algunos recuerdos y también sentires. Fijaros :

1.- Nada mas llegar a la ciudad, he visto donde estuvo el Café Moderno. Si, donde se fundó el Bolsín, se quitaron tantas hambres, se calentaron tantos maletillas y se dieron muchos de vuestros pregones. Pues bien, yo debuté políticamente en ese mismo café, en los albores de la democracia, haciendo de telonero de Manolo Delgado Sánchez Arjona. Varios años después tuvimos que despedirnos, en el Cine Madrid, porque, en términos taurinos nuestro partido había quedado políticamente “como Cagancho en Almagro”. Pero mirad, yo iba precedido del mejor político que ha dado Salamanca desde Gil Robles, Salvador Sánchez Terán, y seguido del periodista mirobrigense Chema Perema, Chema Hernández. Cosechamos una derrota dulce, hasta el punto de que por aquellos días se escuchaba por el recinto amurallado una coplilla que decía “hay que pena, hay que pena, no poder votar a Mena”.

2.- Me asaltan también muchos recuerdos al cruzar vuestra hermosa Plaza, pero solo os contaré uno. Cuando se conoció mi designación de pregonero del Bolsín, coincidí en una de sus terrazas con mi admirado José Manuel de Luis Esteban, ese mirobrigense de excepción que hoy preside la Fundación Ciudad Rodrigo. Le dije que procuraría hacer algo digno de CR, y él me advirtió, con el dedo índice levantado, en amenaza cordial : “¡Mas te vale!”

3.- Por último, estando en este teatroes inevitable que evoque a Paco Lamas, que fue su anterior propietario. Bien sabéis que era yerno del inolvidable Triguito y yo como abogado de Paco tuve el honor de cerrar el trato de su venta al Ayuntamiento. Como me ha recordado Miguel Cid, entonces Alcalde, y justo es recordarlo, con la importante mediación de Ceferino Santos Alcalde, Ferino.

Y hoy ocupo este lugar privilegiado, sin mas legitimidad que mi condición de charro y de aficionado a los toros. Ya me gustaría echaros un Pregón con el mismo cariño que pone en todo Tato Galerías, con el que mantengo amistad desde hace mas de medio siglo. Acaso sea mucho pedir, pero como a los músicos viejos, me queda el compás y voy a intentarlo. Lo cierto es que no soy un advenedizo. Mis antepasados Bermúdez de Castro criaron reses bravas en Mora de la Sierra”, en Las Veguillas, pero el primer ganadero de bravo al que traté familiarmente fue a Manuel García Ratero, Manolo Carretas. Era yerno del Señor Raimundo y la Señora Visita, de Serradilla del Arroyo, donde yo pasaba temporadas. Manolo me llevaba y traía del coche de línea al pueblo. Me trataban como un hijo mas, y por eso puedo decir que Manu, mi hermana Manu, la esposa de Marino Risueño Honorato, Marino el de la Aceña, fue una de las mujeres mas bondadosas que he conocido. Desde luego bastante mas que sus hermano el cura Adolfo, “Fofo”, y que mi sobrina Marisa, la hija mayor de Manolo Carretas. Los mayores sabéis que el primer gnadero del Bolsín fue Dionisio Paniagua, inmediatamente otros como El Raboso y Manolo Carretas. Siempre tenían vacas para el Bolsín, aunque fueran de retienta, en Sam Giraldo, Cilloruelo o su colindante Villamanuel.

Como aficionado a los toros, digamos que tomé antigüedad en Las Ventas, en Madrid, siendo un adolescente, junto a mi primo Manolo Estella, en el inolvidable debut como novillero de Victoriano Roger Valencia. Fue de la mano de nuestro querido tío, Federico Hoyos, cuya botica frecuentaba Victoriano de estudiante. Pocos años después ya robábamos el coche de mi padre, para venir de contrabando a carnavales.

Pero mi aprendizaje de la tauromaquia fue con Fidel Benito Gómez, de “El Gardón”, en cuya finca estaba de vaquero Antonio de Jesús, luegoexcelente torero. Con Fidel de maestro, haciendo Manolo y yo de peones, y una afición desmedida, recorrimos en la juventud muchas plazas de toros y muchos festejos.

Por si fuera poco, de mozo casé con una nieta de Lisardo Sánchez y desde entonces he pasado un tercio de mi vida en la finca “Esteban Isidro”, donde él vino al mundo como hijo del montaraz.

Hace ya bastantes años recibí una llamada de Miguel Cid para constituir, junto a Pío García Escudero, la Asociación Taurina Parlamentaria. Y así lo hicimos en el Hotel Conde Rodrigo. La preside Miguel y otorga unos premios anuales que se entregan en el palacio del Senado. En sus últimas ediciones, incluyendo cuando se premió este Bolsín, he tenido la suerte de acudir con vuestro Presidente Sito Hernández, y con su esposa y concejal Dori Cañamero, muy “culpables” de que yo esté aquí y ahora. Aprovecho para deciros, como me comunica el Presidente, que el Premio de este año es para El Cordobés.

Me presento por tanto ante vosotros como un viejo aficionado a los toros, pero también como un salmantino, que está enamorado de su provincia toda, desde la Armuña hasta la Sierra de Francia, pasando por el Campo Charro y las Arribes. Como suelo decir, citando al patriota irlandés Eamon de Valera, “he amado cada brizna de hierba que nace en esta tierra”. Pero dentro de esta gran provincia tengo mis debilidades, y os aseguro que la primera es CR. Y no es de hoy, viene de antiguo, porque hace muchos años me abristeis vuestros brazos, las siete puertas de la muralla, y muchas de vuestras propias casas y palacios. Pero además, oíd lo que dijo como Pregonero Mayor hace ya 25 años, José Manuel de Luis : Somos forasteros en la llegada y farinatos de adopción en la partida, porque después de Carnavales nadie puede dejar de sentirse como si hubiera nacido a la sombra de la campana gorda”. Es cierto. Personalmente nunca me consideré “forastero”, y desde que veo a lo lejos la muralla y el alcázar mirobrigenses, siento que llego a una ciudad hospitalaria y amiga.

Que CR es una ciudad de lujo tampoco lo digo hoy por vez primera. Lo mantuve en aquel mitin del Cine Madrid a que me he referido. Dije que habíais tenido “un alcalde de lujo – Manolo Delgado -, para una ciudad de lujo”. Y lo dejé mas claro si cabe cuando en el 2004 pronuncié el Pregón de “El Porvenir”. Lo hice copiando la célebre exclamación de Jhon Fiztgerald Kennedy al llegar al muro de Berlín en 1963 : ”Yo soy berlinés!”. Pues bien, durante estos últimos diez años, habéis reforzado mis lazos con esta ciudad. Por ello, como solía decir el excelente abogado mirobrigense Arturo Orive, “digo, afirmo y sostengo” que me siento farinato, “¡yo soy farinato!”.

A propósito, mis amigos saben que cuando en la mesa hay huevos fritos y farinato, yo suelo tomar cuatro huevos, si, cuatro, dos con farinato normal y dos con farinato dulce, aunque me regañen. Pero es que mis nietos, desde que fueron muy pequeños exigen a su abuela que, cuando está en Salamanca, tenga farinato en la despensa y se lo fría con un par de huevos.

Decía que me siento farinato porque en CR me ha sucedido todo lo que le puede ocurrir a un hombre : he amado, he disfrutado, he bebido muchísimas copas, me he reído, he rezado y he llorado. No vine de niño a “saltar cañoneras” como contaba José Ramón Nieto, a pesar de la prohibición paterna; pero he venido mucho de jarana, y baste recordar la Peña del UMO, aquella divertidísima Uniónde maridos oprimidos ; vine también a pediros votos; a buscar a La Caridadla gargantilla de San Blas; a jugar al mus con Adolfo Suárez y el general Gutiérrez Mellado en casa de Ferino; a escuchar excelentes pregones, el último de los Amigos del Alguacilillo del domingo, de Isabel Bernardo; a tomar cocido con la Peña del Rincón , de Bernardo Rodríguez, e invocar a Noé con la peligrosa queimada de Paco Ledesma; a convivir la jornada de San Sebastián con la Peña Guttemberg, un año invitado por su fundador Chuchi Domínguez y mas tarde por Lauren Risueño y su compadre Tato. Y también vine con cierta frecuencia, aunque con menos entusiasmo, como abogado.

Pero es que en CR se puede aprender de todo : Con 16 años empecé a tratar, y sigo frecuentando, a Manolo Delgado, uno de los hombres mas cultos que he conocido; tuve la suerte de intimar con José Ramón Nieto, formidable conocedor no ya del patrimonio mirobrigense, sino de la historia del arte ; supe lo que era la honestidad política cerca de Salvador Sánchez Terán, junto al que libré muchas batallas; cursé estudios taurinos en la inolvidable dulcería de Manolo, de la mano de Miguel Altares. mientras escuchaba opiniones taurinas de ganaderos y aficionados algunos martes de mercado ; y he sabido otras muchas cosas vuestras de esa enciclopedia que es José Ramón Cid. Debo añadir que si tengo algún gato en la barriga, es posible que proceda de algún berrocal cercano a La Raya de Portugal.

Desgraciadamente también he venido a llorar. La rondalla tres columnas canta “Ya estamos todos aquí”, pero no estamos todos. Ojalá estuvieran algunos bolsinistas de leyenda, como Manolo Santos, Manolo Alaejos, el último patriarca “El Riche”, o Manolo el Maestro, que murió prácticamente sobre la silla del caballo, participando en el enmcierro.

Está el bueno de Pepe Casamar, pero nos falta la “Voz de Miróbriga”, que recibió de Jesús Huerta y mantuvo durante cuarenta años. En su hemeroteca está toda vuestra historia reciente. ¡Qué lástima su desaparición!.

De los ya ausentes, no sabía donde remontarme en una lista que estremece, y que se fueron, en palabras de Fernando Arrabal, “para nunca mas morir”. ¿Hasta José Antonio Martín, Pepe Gafe?. ¿O quizás hasta Leopoldo Gómez Castaño, Poldito?. Y decidí recordar solo los dos mas recientes : Nacho Domínguez, casado con mi prima, lejana pero próxima, Mari Nieves Perrino Gambotti; y el último el mas cabal de los amigos, Victorino Pérez. Estudió en vuestro Seminario de San Cayetano, amaba vuestro Carnaval, tuvo éxito empresarial en el sector del automóvil y construyó una hermosa casona en Castillejo de Martín Viejo. El último cocido juntos fue en la Peña el Rincón, invitados por su primo Ángel Sánchez, Lito. En la última visita que le hice con el tercer integrante de un trío hoy roto, Juan Antonio Hernández, nosdijo : ”Habrá que ir a escucharte al Bolsín”. Sabíamos que no podría hacerlo, a pesar de los esfuerzos de los equipos médicos de otro ilustre mirobrigense. Me refiero a ese cruce afortunado de Villavieja de Yeltes y CR que es Juan Abarca Campal, dueño de los no se cuantos, muchos Hospitales de Madrid.

En este trance de inevitable emoción, y en este teatro, que lleva su nombre, quiero recordar a Fernando Arrabal, y su artículo titulado “El placer doloroso de llorar”, con el que ganó el Premio periodístico mas importante de España, el Mariano de Cavia de 1998. Cuenta Arrabal que durante el entierro de su amigo Topor en el cementerio parisino de Montparnasse, el llanto le impidió seguir con la oración fúnebre.

Como veréis, a pesar de tener fama de duro, en CR blandeo. Como diría mi viejo amigo, el ganadero Juan Carlos Martín Aparicio, me vuelvo cascariblando. Y es que los viejos somos frioleros y llorones. Bien es verdad que el campeón del lloriqueo es actualmente Tato, seguido muy de cerca por mi.

Pero no he venido aquí a echar un responso, sino a Pregonar el Bolsín del 2015. Y en esta ocasión solo puedo traer elogios y palabras de seda. ¿Sabéis que quieren prohibir los piropos?. ¡Dios mío, como si no hubiera cosas mas importantes de qué ocuparse!. Pues lo siento porque yo traigo mi zurrón repleto de elogios.

En primer término, para las mujeres, empezando por las de mi generación, como Conchita San Martín, con la que jugaba de niño en la Plaza del Mercado de Salamanca, que se me vino a CR de peluquera, casó y trajo al mundo un torerazo como José Luis Ramos; otro madrigal para aquellas amigas que sin duda inspiraron la canción “Bella farinata”, que supongo que son ya casi todas abuelas y viudas. Recuerdo el trío del que se decía con razón en CR que eran “Intocables, inseparables e inalcanzables”. Y aprovecho para enviar un cariñoso saludo a mi amiga Tina Ramos, viuda de Domingo Rabosín, ganadera y actual madrina de vuestra familia. Ahora en Salamanca atesoro la amistad de dos farinatas y periodistas de la generación de mis hijos : Mónica Alaejos, en numerosas citas taurinas; y Ana Hernández, casada con el torero mirobrigense y profesor de la Escuela de la Diputación José Ramón Martín. Es la mejor presentadora de televisión, con la que he colaborado en muchos programas.

E inmediatamente mi requiebro a esta ciudad. Lo primero por su esclarecido origen, que poseen muy pocas ciudades españolas. El catedrático de arqueología Ricardo Martín Valls, estudiando la inscripción romana que puede leerse en el basamento de vuestras tres columnas escribió : “Es como la partida de nacimiento de la civitas y pocas poblaciones españolas pueden enorgullecerse de exhibir un documento del año 6”. Vosotros podéis.

Resulta además que las ciudades tienen siempre piel, pero no siempre tienen alma. Es evidente que yo no puedo añadir nada original a los elogios, tan habituales como merecidos, sobre la piel, el rostro de CR Estaréis siempre a la cabeza de las mas bellas ciudades españolas como Trujillo, Úbeda y Baeza, Santillana del Mar o Santiago de Compostela.

Pero la cuestión es si la cara es espejo del alma, porque hay ciudades desalmadas, como hay mujeres muy bellas que no son precisamente virtuosas. El alma de las ciudades, su entraña, su personalidad, y lo que popularmente llamamos sus adentros, lo proporcionan sus habitantes. Y entre vosotros, es evidente que brilla la hospitalidad y la generosidad. También ese núcleo taurino que lleváis en el ADN, como aficionados sabios e insobornables. Solo con esa afición es posible que el primer cura del Bolsín un Galache de Villavieja de Yeltes, llegara a torear ¡con sotana!. A lo que hay que sumar los tipos populares o pintorescos, como pueden ser Triguito, Pesetos o Pirolito. Por eso mi pregón, que atiende mas al calor humano y a los valores de los mirobrigenses, ha salido salpicado de nombres, muy cercanos, entrañables.

El arquitecto Chueca Goitia decía que “la realidad de una ciudad son sus calles y plazas, edificios, instituciones, escuelas, hospitales, si, …pero también un conjunto de costumbres, de tradiciones y sentimientos”. Y el filósofo Spengler, que nunca estuvo en CR, parecía estar pensando en esta ciudad cuando escribió desde Alemania : “lo que distingue a la ciudad de la aldea no es el tamaño, sino la presencia de un alma ciudadana…El verdadero milagro, es cuando nace el alma de una ciudad…A partir de ese momento, ya no es una simple aglomeración urbana”

Vosotros, queridos mirobrigenses, sois ese conjunto de costumbres, tradiciones y sentimientos, que va de San Sebastián a San Blas, y que tienen su mas célebre expresión en los Carnavales. Pero no un Carnaval mas de los que proliferan por todas las Españas, sino el Carnaval del Toro. Por eso mantengo que el rostro de CR es muy hermoso, pero su alma, si cabe, lo es mas. No es cuestión de un pregonero inflamado de amores súbitos, de un hincha mirobrigense. Con la frialdad de los suecos y el interés monetario de los chinos, el fabricante de camiones mas importante del mundo, VOLVO, eligió los encierros de CR para su anuncio en los cinco Continentes. Sabían que captaban en imágenes extraordinariamente sugestivas, unos encierros únicos, en un entorno excepcional.

Pero ¿de donde viene todo esto? Pienso que viene de que vuestro recinto amurallado y sus torres emergen de lo que Unamuno llamó “mar de encinas”, los encinares que pueblan la Socampana y la comarca toda. Y en las dehesas del encinar existe un rey que se llama el toro bravo. El Rector de Salamanca dijo que “este mar guarda en sus entrañas/ de toda tradición el manadero”. En mi pueblo dicen el “maniantal”, y hay pueblos de esta comarca donde se decía el “manantivo”. Bueno, pues resulta curioso que cuando André Viard dedica el número 26 de la excelente Revista “Tierras Taurinas”, a “Los toros del Águeda”, ilustra a Conrado de la existencia del yacimiento arqueológico de “Siega Verde”, con sus paneles llenos de toros. Y sin saber siquiera quien fue Unamuno, menos el paleolítico, Conrado dice una verdad de pana, con el mismo verbo que el Rector : “Todo esto mana de ahí”. Os confieso que cuando visité por vez primera Siega Verde, me produjo un asombro análogo al que invadió a Rafael Alberti en su visita a las Cuevas de Altamira, acompañado de Borges. Escuchad lo que escribió : “Un temblor milenario estremecía la sala….era como el primer chiquero español abarrotado de reses bravas pugnando por salir…Ni vaqueros ni mayorales se veían por los muros”.

Aquellos pobladores primitivos de la cueva de Altamira o los del río portugués Coa y nuestro Águeda, son nuestros antepasados; los que siglos mas tarde erigieron los llamados verracos; los que esculpieron en los capiteles románicos, y mas tarde en las catedrales góticas, escenas taurinas; de la misma reata que los tallistas de las sillerías de los coros, como en vuestra Catedral, con ese toro enfrentado a un perro. Bien conoce esos albores del toreo mi amigo Gonzalo Santonja, que escribió un importante libro sobre todo esto.

Por eso, uno no acaba de entender a los anti-taurinos en una cultura que está penetrada por el toro bravo. Como será que hasta Unamuno, en su larguísimo poema El Cristo de Velazquez,compara al crucificado con el toro : “Tu, blanco toro de lunada frente,/ toro entero y sin mancha, que tan solo/ te doblegaste de la cruz al yugo”.. Y aunque parezca irreverente el símil, el poeta Ángel González, entre los grandes del Siglo XX, compara al Cristo con un torero de plata : “Banderillero desganado./ Las guedejas del sueño cubren tu ojo derecho./ Te quedaste dormido con los brazos alzados,/ y un derrote de Dios te ha atravesado el pecho… /¡qué cornada, Dios mío, que cornada!”.

Cambiando de Tercio : Se explica que festejéis el Carnaval del toro contra viento y marea. Lo hicisteis cuando no se podía llamar Carnaval. Y cuando arreciaba la meteorología. Hay una “Breve reseña geográfica, histórica y estadística del Partido Judicial de Ciudad Rodrigo” del catedrático del Colegio de 2ª Enseñanza Casiano Sánchez Aires” de 1904 que en el capítulo de las “Diversiones” cuenta : “Las de mayor resonancia son las del Carnaval, con sus dos corridas diarias de novillos ante una apiñada muchedumbre, aunque llueva hasta nacer galápagos en el cogote, y cuya salsa es el encierro”. ¡Galápagos en el cogote!, y es cierto porque yo recuerdo alguna edición en que cayeron chuzos de punta pero hubo Carnaval. No puede extrañar a nadie, cuando una de vuestras coplillas emblemáticas es esa que dice : “Somos del Puente,/ no lo negamos,/ traemos agua hasta los pies,/ si el río crece lo toreamos/ y nunca nos podrá coger.

Sucede que los mirobrigenses estáis especialmente dotados para soportar las adversidades, pero también para la juerga. Y no conozco mayor parranda colectiva que vuestro Carnaval. Si me pierdo no me busquéis en Rio de Janeiro, qué es una horterada. Andaré soplando y acaso cantando “Forastero, forastero” en alguna de vuestras peñas, o detrás de Julete Moriche y su mas que centenaria Rondalla Tres Columnas. Por cierto que hubo un famoso buey, un cabestro que se llamaba “Rio Janeiro”. Ángel de Elías propuso hacerle ¡socio de honor del Bolsín!, del mismo modo que la cabra de la legión ostenta los galones de cabo. Lo justificó en un artículo sobre los primeros y difíciles años : “Entre tientas, encierros de Carnaval y corridas del Bolsín, el cabestro se lo ganó a pulso, haciendo mas kilómetros que nadie”.

Hoy nos concita una vez mas el recuerdo de Abraham, Orencio, Calleja, Casado, Calzada y Teo. Vuestro patriarca se refirió una vez a aquella primera etapa, durante la que funcionaban “en amistosa anarquía”. Pero a mi me parece que aquel relativo desgobierno afortunadamente continúa. Cuando la administración exigió al Bolsín un Reglamento, José Ramón Cid copió unos Estatutos cualquiera para justificarse, y en ellos figuran los cargos, que completan el Secretario Tito Casado y el Tesorero Antonio Cantarinas. ¡Por eso funciona el Bolsín!, porque desdeña los formalismos engorrosos, las aburridas Actas, los innecesarios carnets. Está en pleno vigor, gracias a esas tres columnas, como las de vuestro escudo, que lo sustentan : el respeto al espíritu fundacional; la solidaridad de todos sus miembros; y un inagotable sentido común. En definitiva, la calidad humana de los bolsinistas. Y si me admitís la broma, a que no aceptáis recomendaciones ni siquiera del Gobernador Civil ni del Sr. Obispo.

Y aprovecho aquí y ahora para mandar un afectuoso saludo al amigo Vicente del Bosque, que mañana ocupará este mismo escenario haciendo el Pregón Mayor. Porque Vicente encarna muy parecidos valores que aquellos seis charros lígrimos – como lo es él -, que fundaron esta benemérita familia del Bolsín.

¿Sabéis cuál era el panorama español de 1956?. Echemos un vistazo a la fiesta nacional, como diría Pepe Bonilla, a vista de gorrión triguero : Recuerdo que estudiaban derecho en Salamanca Paco Corpas y Victoriano Valencia. Bueno, mas bien estaban matriculados. Florentino Díaz Flores andaba por Miróbriga apoderando a tres novilleros Marcos de Celis, el Tino y el Turia. Y en En Ciudad Rodrigo, por donde ya andaría “El Titi”, dicen los cronistas que el frio fue el protagonista de aquellos Carnavales. Los hermanos Girón ( Curro y Rafael) se negaron a torear y tuvieron que ser sustituidos. No digo por quienes porque el cronista de La Gaceta dice que los novillos se murieron no de sendas estocadas, sino por aburrimiento. Para el Bolsín eran tantas las dificultades de todo orden que, a falta de estoques, al muchacho que tenía que matar el novillo, le facilitaron un viejo sable de la francesada. Añado una curiosidad femenina : se entrenaban en el Villar de los Álamos, la torera murciana “Lola”; y en Pedro Llén, la señorita torera Isabelita.

En ese contexto nace el Bolsín. Durante estos casi sesenta años hemos asistido a la transición desde lo que podemos llamarromanticismo, hasta llegar a las Escuelas taurinas. En los cincuenta los maletillas saltaban el cercado en noche de luna, o se tiraban al ruedo, o a la plaza de carros. Ahora afortunadamente disponéis hasta de erales vírgenes, de entre las mejores ganaderías charras, para competir. Y aprovecho para dar la enhorabuena a todos, por la tienta de machos, la final del Bolsín, que fue un éxito, con un público entendido y respetuoso. Pero no olvidemos que lo que lleva a estos chicos a torear, es un impulso idéntico al de los hombres del paleolítico que se enfrentaban a los astados. El mismo de “Los mozos de Monleón”, que se fueron a arar temprano para ir a la joriza (novillada) y remudar con despacio. Idéntico al arrojo de aquel Manuel Sánchez, que “ llamó al toro / ¡nunca lo hubiera llamado/ por el pico de una abarca / toda la plaza arrastrando…/

En uno de sus muchos poemas taurinos, Miguel Hernández, puso una dedicatoria que me descubrió el catedrático y amigo José María Balcells. En el manuscrito de la “Elegía media del toro” el poeta dice así : “A Pepico, un torerillo con pies de ángel para vadear aguas y desembocar en los furgones de cola, en busca de campos de cuernos”. No se puede describir con mayor lirismo y belleza a uno de aquellos capas. ¿Sabéis quien era aquel Pepico? : José Marín Gutiérrez, que firmaba Ramón Sijé. Es decir, el protagonista de uno de los mas bellos poemas en lengua castellana, la “Elegía a Ramón Sijé” : “Yo quiero ser llorando el hortelano/ de la tierra que ocupas y estercolas, / compañero del alma, tan temprano”. Ramón Sijé también fue maletilla y murió “como del rayo”.

No conozco carrera mas difícil que la de figura de la tauromaquia. Sucede que la base es el toro, que exige conocimientos , valor y algo de suerte. Fijaros lo cabal y crudamente que lo expresó Camilo José de Cela : “Esto de la tauromaquia es arte revientabragueros porque…, lo que uno dice, si no te quitas te quita el toro, y si no te quitas con arte, te quita la afición, que es la que suelta la tela…, y ya te puedes ir a escardar cebollinos o a bailar turistas, que es oficio jodido…Aquí no hay engaño….Uno se santigua, sale a hacer el paseíllo y saluda a la presidencia. El toro sale de refresco y no se anda con coñas : ni se santigua ni hace el paseíllo, ni saluda. El toro es un animal serio y que va a lo suyo”…Fin de la cita.

Testimonio vivo de los 59 años del Bolsín, es Conrado. Pasó cerca de setenta – ¡se dice pronto, Dios mío! -, pegando pases a toros viejos, vacas cornalonas y ganado de desecho. Y se retiró con 84 tacos, si, 84, cuando le cogió un toro en Torrejoncillo, le partió tres costillas y le pegó dos cornadas…El dice que aquel toro le habló y le dijo : “Vete ya de esto. Sin embargo algunos contemporáneos de Conrado, que los mayores hemos conocido llegaron a figuras. Por ejemplo “El Nono” – Andrés Vázquez -, el hijo del lechero – Dámaso González -, que por cierto vino al Bolsín con un chico de Alcantarilla al que mató un toro; y por supuesto “El Renco”, o sea, “El Cordobés”. Y Miguel Cid me ha informado de que aquel Renco o el Pelos, durmió en alguna ocasión en el pajar de Alipio. Otros muchos se quedaron en el camino, como Manolito Santos, al que también mató un toro en Casillas de Flores.

Hace apenas una semana recordaba yo con Tita Martín Tabernero mi primera experiencia, allá por el año 54, en “Casasola de la Encomienda”, en la tienta de unas vaquillas, que su padre Andrés Martín había apartado para el colombiano Pepe Cáceres. Me impresionó aquella nutrida tropilla de capas, calados hasta los huesos, subidos a la tapia de piedra, esperando que les dejaran dar un par de mantazos a una becerra exhausta.

Afortunadamente quienes quieren ser toreros ya no tienen que alunar, como Belmonte o el Cordobés , ni necesitan hacer tapia. Gracias al Bolsín, cuya primera ayuda fue y sigue siendo decisiva. Yo creo que ni siquiera los fundadores adivinaron la repercusión que aquello iba a tener. Buscaban literalmente “aspirantes a fenómeno”, y resulta que ¡los fenómenos, los portentos, eran ellos mismos!. Porque es curioso como los bolsinistas empezaron contradiciendo al mismísimo Diccionario de la Academia. Todavía en la última edición dice que maletilla viene de maleta, que significa mal torero; y es “persona joven que desasistida de medios y de ayudas aspira a abrirse camino en el toreo comenzando a practicarlo, a veces, en las ganaderías o procurando intervenir en tientas, capeas, becerradas, etc…”. Pues bien, vuestros fundadores no solo desasistieron a los capas que llegaban por entonces a CR, sino que les socorrieron, apoyaron y refugiaron. Tener sopa caliente y un bocadillo, un pajarón para dormir como el de Alipio, y sobre todo vacas vírgenes, era un sueño que aquí se cumplía.

Por eso quiero que vosotros los triunfadores no olvidéis nunca quienes os ofrecieron esta gran oportunidad. Que lo recordéis como Fernando Arrabal cuando evoca su infancia en CR. Se emociona y se echa a llorar siempre cuando invoca – y lo hace con frecuencia -, a la madre teresiana Mercedes, que fue la que le enseñó a leer, el hecho capital de su vida.

No sabemos que será de vosotros. Un excelente torero como es el mirobrigense Juan del Álamo, podría daros muchos consejos, porque él anda en la pelea por meterse entre las figuras y acabará lográndolo. Pero lo que yo puedo deciros es que, en la tauromaquia, como en todos los órdenes de la vida, la victoria y la derrota son dos impostoras, como se afirma en el célebre poema “If”, de Rudyard Kipling, Pondré solo dos ejemplos elocuentes y muy queridos. En el debut de El Viti en Salamanca como becerrista, en el festival de las Hermanitas de los Pobres, el mejor cronista taurino de la época afirmó que nunca sería torero. Firmaba don Lance. Menudo lince, desdeñar “aquella muleta, aquella/ la mejor que hubo en Castilla,/ parpadeo de una estrella/ sobre la arena amarilla”, en verso de Martínez Remis. Y muchos recordaréis la rabia y el llanto de un chaval llamado “Niño de la Capea”, que no ganó el Bolsín del 69 y se fue llorando, a pie, hasta la Fuente de San Esteban. Por cierto, ahora “Abuelo de la Capea”, porque Verónica y Perera tuvieron el lunes una niña.

Cada uno de vosotros lleva en el fundón, un estoque de figura, porque sabéis que muchísimos toreros que prometían, se han malogrado por la espada. En vuestros esportones, entre los capotes y muletas, lleváis un caudal de promesas. Como aquella del maletilla del poema del mismo Martínez Remis : “Madre, compraré cortijos/ para albergar tu miseria/ y un coche con seis caballos/ te ha de esperar a la puerta”. Lo primero que compró el Capea a su madre fue una lavadora para que no tuviera que romper el hielo del Tormes, para lavar la ropa de su numerosa prole.

Debo ir terminando. Llega el Carnaval. Son días de desmesura y hasta de algún disparate. Hay que regocijarse y olvidar a los taciturnos, los plastas y los pelmazos. Lo dijo con su enorme ingenio Benítez Carrasco : “Al toro de la pena/ darle un mantazo; al toro de la envidia,/ tres capotazos./ Y al toro de la lágrima/ darle con prisa/ la larga afarolada/ de una sonrisa”. Podría también recordaros algunos de los simpáticos consejos que aquí dio como Pregonero Mayor Alfonso Ussía : “hay que olvidar ideas y partidos/ que hay que intentar querer al adversario, y hacer amigo incluso al enemigo/ y llevar: el dinero que sobra, en la cartera,/ la salud que nos falta, en el olvido,/ la tentación, a punto y predispuesta,/ la castidad, en casa y con pestillo,/ la soledad, rendida ante el tumulto,/la tristeza y la pena en otro sitio”.

Bueno, Sr. Presidente, querido Sito, amigos bolsinistas todos, gracias por haberme confiado este Pregón, y os ruego humildemente que me dejéis entrar en el seno de vuestra gran familia. Quiero celebrar con vosotros el próximo año 2016 los sesenta años de esta ejemplar institución. Afortunadamente hoy podemos exclamar ¡larga vida al Bolsín!, porque el porvenir está asegurado. Valga como ejemplo la familia Sevillano va por la tercera generación, porque ya ha cogido la antorcha el nieto de Orencio, el hijo de Dori y Sito. Pero es que los Cid van por la cuarta, porque Rafita, con diez años,nieto del patriarca, ¡es bisnieto! de Abraham y ya está integrado en el Bolsín. Es el mismo cambio generacional que se ha ido produciendo en los aspirantes a fenómeno, hoy sin hambre ni frío, alumnos de alguna escuela, e impecablemente vestidos. Naturalmente en la dehesa también se renueva la especie. Ahora mismo en el campo charro, en cualquier finca de reses bravas, una vaca preñada, aceza y está buscando el abrigo de la carrasca mas espesa, para parir en soledad un becerro bravo. Será el príncipe de la dehesa y en cuatro años, el rey. El rey de la fiesta nacional y el protagonista de vuestro Antruejo. Con toda su emoción y peligro. Porque en otro caso, como sostenía vuestro casi paisano, el gran Agustín de Foxá, la fiesta nacional “sería como un ballet afeminado, si en la frente del toro no brillase una guadaña”.

Y ahora si termino. Lo hago con un tema mítico del cancionero charro, el que salvó de la desaparición y el olvido el gran músico mirobrigense don Dámaso Ledesma. Me dirijo a Javier Iglesias, pero como en aquellos discos de las radios de cretona, se lo dedico a mi prima Mari Nieves Perrino Gambotti, que me estará escuchando, y “por lo que ella sabe” :“La vara el Ayuntamiento / la lleva quien la merece./ La lleva el Sr. Alcalde/ y en sus manos resplandece”.

Queridos amigos : Como en el viejo dicho, “Al buey por el asta y al hombre por la palabra”. Os he dado mi palabra, abierto mi corazón y enseñado mis pordentros, aunque solo sea para corresponder a vuestro caluroso afecto sostenido durante mas de cincuenta años. Y he esperado a pasar por el taller con una pata charela, hasta que no pronunciara este Pregón. Por eso hoy y ahora, lleno de gratitud, quisiera abrazaros a todos para que gritéis conmigo

¡Viva el Bolsín Taurino!

¡Viva Ciudad Rodrigo!

¡Viva España!

 

 

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